Tarde
Parece que la vida se va normalizando
y que la primavera cobra todo su esplendor
y punto álgido,
incluso se ve la hierba alta en las praderas
y las mariposas vuelan
y pasan rozando los cuerpos
como si nos quisieran abrazar
y acariciar en este tiempo
que se escurre de las manos.
Es un momento de felicidad,
incluso ahora,
con la sombra que nos persigue
de este tiempo en que el temblor
ha estado cerca y nos ha rodeado fuertemente.
Quizás se vive intensamente el presente
y tanto más cuanto que el encierro
hace que disminuyan las fuerzas,
que tenga sed el alma
y no sepa encontrar el líquido preciado
para calmar esa secura que llega a las pupilas
y hace, a las personas, delirar y suspirar,
por tanta fiebre soportada.
Me detengo y pienso en la poesía.
Busco dentro y encuentro unos versos
y unas letras leídas hace tiempo:
\"...El amigo verdadero ha de ser como la sangre
que siempre acude a la herida
sin esperar que le llamen...\"
Las heridas suelen sangrar
y precisan de una mano que restañe
y cure esos cortes.
Hay que lavarlos, limpiarlos,
desinfectarlos y hasta besarlos.
¡Sí, ya sé que es algo muy poético,
y poco efectivo...!
Pero ¿cuántas veces encontramos en la vida
un poema roto y sangrando,
mientras nosotros, pasamos,
indiferentes, por su lado,
y ajenos a su dolor...?
Te amo poesía,
aunque no lo sepas,
aunque no te lleguen nunca estas letras,
por eso quiero buscarte,
besarte
y curarme con tus versos,
a pesar de todo.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/06/20