Tienen excelso fulgor
éstas damas que soñamos
y su caricia anhelamos
con aliento arrollador.
Poseen el resplandor
de la estrella matutina
que la equidad ilumina
con estela transparente
que luce muy refulgente
como perla diamantina.
Tienen belleza adornada
con esos nobles pendones
que imprimen los diapasones
de la paz tan ultrajada.
Su presencia es añorada
por su hermosa claridad
que tiene la eternidad
de celestiales auroras,
siendo éstas bellas señoras:
¡La justicia y Libertad!
Autor: Aníbal Rodríguez.