Ya sabía que mi libertad era limitada
y con fecha de vencimiento.
También descubrí que con la tuya pasa igual,
pero mientras dispensamos nuestras palabras
el destino surte pensamientos diversos
como diáspora de razones para seguir creyendo
que llegará el momento crucial
de las cosas necesarias e importantes.
Hoy estoy cayendo en cuenta
que el presente es ayer antes de que termine,
que el futuro será hoy y también se marchará,
que solo nos queda el pasado
como signo indeleble de nuestra perennidad.
Decir lo que deseamos sin desear lo que decimos,
amar lo que pensamos sin pensar en lo que amamos,
herir hasta el cinismo por romper con las reglas...
Amar es preferible, aunque sea encarcelado
en esta prisión de concreto, autos y transeúntes,
estamos prisioneros entre arabescos sonoros,
estridencia del caos donde vivir
es la tradicional forma de morir.
Cada migaja de pan amarga esta bulliciosa soledad.