El rojo carmesí de tus labios tan deseados
en los sueños y en mis noches de desvelo
provocan con tus besos un revuelo
desatando la pasión que siempre inicias.
Mis manos agradecen con caricias
al juego de tus dedos con mi pelo
y al compás de eróticos susurros
encendemos con palabras nuestro fuego.
La libido llevada hasta el extremo
perdiendo la cordura y el recato
envolviendo de lujuria nuestro acto
liberando fantasias y placeres.
El amor se hace carne en nuestros cuerpos
coronado de suspiros y gemidos
como pétalos de rosas esparcidos
nos cubren los deseos más profanos.
Nuestros cuerpos se hacen cargo del derroche
con las huellas de una noche apasionada
extasiados de placer en las miradas
a conciencia de no tener reproche.
Del vértigo a la calma ya alcanzada
otorgando a nuestro amor la plusvalía
de sentir en la piel la simetría
de dos almas igualmente enamoradas..