Desde este mundo que no entiendes,
cansado de los ciegos
fanales que dibujan claridad,
las calles y su ardor,
tan sólo escuchas el viento
golpeando con pétreas manos la ventana.
Viajero que buscabas proseguir
la senda de tus fatigas
en otra vida huyente.
Pueriles los años y sus derrotas,
las puertas del hotel medio dormido
te anuncian la mañana.
Los ecos de botellas y canciones
resuenan como lluvia.
El día por ti despereza
su frío horizonte de casas
y nombres del presente,
paisaje con lecturas imposibles.
Scarlett Johansson mira el vacío,
los paseos ahogados de luz,
igual que taxis en la altiva noche.
Más tarde no habrá besos de ahora,
oscuro vértigo y una piel joven
son todo aquello que ocupa tu herida,
te duelen porque ya no existen.