José Gomariz Fenoll,

COPA DE PLEGARIA

¡Jesús! He aquí 

esta copa que te brindo,

plegaria con que me rindo

a ti, sobre todo el mundo

reinante, para fecundo

fruto ser.

 

Hubo quien de ti me habló.

Confié ávido por verte,

pero mi vista nubló

este deseo insolente

de más saber.

 

¡Jesús! De ti huí.

Aunque mi acción te agradara

yo de espaldas a ti actuaba.

Sólo tu amor me salvó

cuando, frente a mí, se abrió

honda sima.

 

Tu mano en mi hombro posaste,

me volví mientras te oía,

aun sintiéndote delante,

verte, aún no permitían

lágrimas mías.

 

Ahora, que en ti descanso,

de tu intervención preciso

para que este tiempo aciago

sea de una vez concluído.

 

A ti mi tiempo dedico.

Hoy mis manos yo te ofrezco

guiadas por tu pensamiento

y a nadie más que a ti sirvo.

 

Contigo todo es posible.

Basta una palabra tuya

para que las aguas fluyan.

Mas sin ti nada es posible.

 

Esta copa de plegaria,

que mis manos la conforman,

va rebosante de gracias

porque de todo me colmas.

 

Basta una palabra tuya

para iniciar otro tiempo,

que para tu gloria entrego

y, por fin, éste concluya.