Llegará el día en que la luna se caiga con el atardecer y así el día y la noche se unan para contemplar la hermosura de esta tierra, se unirán y harán el amor con tanta pasión que toda la tierra temblará y ahí estarás tú en medio de toda esa pasión, dando paz y tranquilidad a un hecho que nadie más podrá mirar.
Y así lo fantástico se unirá con lo bello y juntos estarán atentos para ver que solo sea ante tus ojos perfección; se harán el amor una y otra vez, hasta que el amor no sea suficiente, hasta que el corazón de él último latido y con ese latido toda la tierra esté en silencio, hasta que el viento se vuelva uno con tu respiración y tú no sientas ningún temor.
Y así las estrellas enojadas de no estar en toda esa belleza, se unirán junto con la luna y sol, así formarán un trío que no podrás olvidar y juntos todos harán el amor con una pasión indescriptible, que incluso lo indescriptible se siente pequeño ante tanto amor.
Entonces la tierra tan bella como siempre, se pondrá triste de que la usen como objeto sexual, que sólo la vean donde pueden colisionar y no exista nada más bello que el amor puro entre lo indescriptible y perfecto, entonces la tierra triste se unirá con ellos y así los cuatro formarán lo que es casi perfecto y sobre todo ese sexo con pasión formarán una sinfonía que solo tú podrás escuchar, formarán la paz para tu mirar.
Entonces llegas tú, con nada más que tu precensia, tu basto amor y tu perfecta silueta, con ese brillo que jamás entenderé, con todo lo indescriptible, con el silencio, con lo perfecto y con tu voz que das calma hasta en los peores infiernos.
Entonces ni lo increíble, ni lo indescriptible, ni la sinfonía formada por ese cuarteto sexual, que hizo un estallido en toda la galaxia con esa pasión derramada sin vergüenza alguna, colisionaran una y otra vez pero en ninguna de ellas, lograrán que el tiempo se detenga ni que el infierno se calme, porque sólo tú tienes el poder de que...
Lo increíble exista y lo indescriptible solo sea una palabra más en esta vida tan finita pero tan bella como tus ojos que vi por primera vez, como el calor de tus brazos que sentí al nacer.
_Rodrigo Ego-aguirre