Soñador irredento y quimérico
del amor me fascina su encanto;
y bendigo el sentir sacrosanto
que despierta deseo hemisférico.
A mi verso, de origen ibérico,
en jardines helénicos planto,
y sirenas le ofrecen su canto
con su toque sensual esotérico.
Con mi sangre de esencia latina
que venera las musas románicas;
con mi gaita, y payada Argentina,
enaltezco, de diosas hispánicas,
su belleza grandiosa y divina
que generan pasiones volcánicas.
Autor: Aníbal Rodríguez.