Es el otoño una isla lejana
cubierta por un manto de hojas secas y amarillas
una cancíón de amor en la memoria
una triste melodía de trinos oscuros
en la desnuda arboleda de la tarde.
Es gris tormenta el otoño, sol ámbar,
frías paredes de lluvia
y árboles que lloran hojas secas
sobre los campos sombríos.
Canta un frío viento entre ramas de los sauces
entre árboles dorados del ocaso
canta un petirrojo en el parque
en el viento sus trinos
su breve rélampago en el cielo
súbita imagen entre danzantes pinos
Ah bosque sembrado de ruinas!
Estación isla impregnada de soledad
como el dulce aroma del café
a las seis de la mañana.
Cuánto abandono
en el triste jardín de los rosales
sin flores, sin estrellas,
árboles sin sus nidos
y el murmullo de un río de cristal
frío caudal
en el laberinto gris de la memoria.
Aquí está el otoño
como un solitario Aeropuerto
donde yacen los recuerdos
voces, risas y cantos de los amantes
que en una fugaz tarde de verano
fundaron el amor y el infinito.
Otoño, isla triste y vacía
y a pesar de todo luminosa
como luna llena de octubre
es viento, agua, polvo, lluvia
una mirada fija en el horizonte lejano
y un anémico sol
entre las paredes del invierno.