Él día en que regrese
desprenderé las horquillas de mi pelo
Coronaré mis sienes con pétalos violetas
Vestiré túnicas de rocío mañanero
Renaceré desde la hoguera con mi cetro
para caminar descalza por el fuego
Ya no seré más la poeta de tu sueño
Ni la ninfa que te arrulle con su canto
Solo tendrás desconsuelo hasta que mueras
pues presagio que en el último acto
cuando vuelvas el rostro para verme,
frente a tus ojos, he de convertirme en piedra.