Pero mañana hay que andar
con reptiles en los tobillos enredados
con lagartos excelsos vomitados de las hojas
con la luz sinuosa de los salivazos impuestos.
Oh imperios del alba! Cómo vais triturando
las amapolas del camino, y allanando las tristezas
del monarca restituido. Mañana, mañana
hay que andar, y reservar la mortadela, y conversar
con bramidos de sombras, y bromear con el lugareño
y contemplar un anochecer de pavesas y sujetos.
Hay que destemplar el frío de los licores
y desenterrar las esquilmadas despensas rutilantes,
los insectos atrapados caen como estrellas iluminadas
en mis manos, y los brazos, golpean en la malla del firmamento.
Oh, cómo sirven los latidos de tu corazón,
tan apegado al mío!©