Aguanta un poco,
no llores corazón
y sé muy fuerte.
El tiempo duro
azota la conciencia
y la razón.
Hay que seguir,
cual nave por los mares
hacia el buen puerto.
Que siga el rumbo
del sol y las estrellas
hasta el destino.
Y cuando lleguen
que brinden con buen vino
en las tabernas.
Vuelvan las risas,
retornen las miradas
y chascarrillos.
Que atrás se queden
los días y el pasado
que nadie quiere.
Que nuevas rosas
florezcan en las almas
día tras día.
Y que se aprenda
que el hombre es muy pequeño
y que es mortal.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/06/20