¿Qué persigues después de mi agonía?
¿Me llevarás las flores a mi tumba?
¿Y sentirán que tu llanto retumba?
¿Estarás enlutada todo el día?
Mi sueño eterno te hará compañía.
Haré que mi pena siempre te incumba.
No estarás tranquila... mi eco te zumba,
aún estando yo en la lejanía.
¡Cuántas veces vivo yo te decía:
Sé sincera. Que hable tu corazón.
Que me amaras siempre, todos los días!
Y ya ves, terminó nuestra ilusión.
No estaremos juntos ni un sólo día;
pero obligo: ¡Revive la pasión!