A veces se encuentran mis senos
en la prisión de tus dientes,
otras, entre las verjas invencibles de tus dedos
o se abren como jazmines sonrosados
en las riberas de tus labios carceleros.
Tus ojos, centinelas atentos aprisionan
mis gestos atormentados de placer.
Tu lengua y la mía trenzadas
apresadas en el aljibe de mi boca
como dos peces rojos nadan jadeantes
Tu hombría a punto de explotar
urge cautiva en la celda febril
del averno escondido entre el portal abierto
de mis piernas al fuego estremecedor
del orgasmo, que grita exigiendo libertad
entre gemidos y suspiros acelerados.
Angela Grigera Moreno
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