ivan semilla

Cuando la conocĂ­

Había luz en esos labios y la seguí a tres pasos de distancia.

Había fuego en sus caderas,

cadencia en su cintura;

y sus pies de cristal

parecían acariciar suavemente la vereda.

 

¡Era toda ella un monumento!

un poema de amor

Un himno al cielo

y la mejor canción, de un canto nuevo.

 

Yo descubrí al pasar por su mirada

lo breve que el amor se manifiesta en un momento.

La longitud del tiempo cuando los ojos se congelan

mirando estupefacto lo bello,

lo animal,

donde nos sobrevuela el desconcierto.

 

Yo me quedé mirándole su espalda

porque todo su sol me dió de frente.

y me inundó de luz todas las sombras.

Hasta aquí,

hasta hoy,

hasta el presente.