La azulada luz de las lánguidas estrellas
se difuminaba entre los labios de la aurora,
los áureos rayos del sol naciente acariciaban
los aterciopelados rubíes de una rosa.
Una dorada abeja liba el elixir mientras
en el oro de los pétalos nadan los aromas
que en los nostálgicos años de mi tierna infancia
colorearon mis alegrías y mis congojas.
Por el azur vagan mis melancólicos sueños
sobre las níveas alas de una blanca paloma,
vuelan en busca de las doradas fragancias
que en otro tiempo exhaló la flor más hermosa.
Un bálsamo cálido y amarillo rocía el aura
en los primeros besos que le da la aurora,
lágrimas cristalinas de oro y grana acarician
los aterciopelados rubíes de una rosa.
Aromas de nostalgia