Te amé sin haberte conocido
y te escribí en ese suave idioma,
capaz de beberse tus silencios
describiendo el paso de las horas;
fueron tus pupilas las figuras
navegadas al vivir a solas,
del poema sueño inacabado
en el poder de tu impetuosa ola;
eres ese déjà vu aparecido,
verso a verso, en la íntima memoria
que te amó en la sombra del pasado
aún sin escribir en tu boca
la luz del futuro imaginado
en el fuego que al lenguaje doma.