No es necesario gustar a los más,
es suficiente gustar a los menos.
Friedrich Schiller
Hacer versos,
versículos,
coplas
coplillas,
ocurrencias
ocurriencillas,
demás monserga
monserguilla.
Todo es acotación,
significado
significante
de lo que se abona dentro.
En la entraña se lodaza
toda una reata de mirares,
de sentires, de leyeres,
de reires y dijeres,
toda una carcoma de vidas,
presentes, pasadas, futuras,
todo en amalgama bizarra,
todo hecho pure y masa
informe, viscosa, todo
papilla gustativa
donde nace el mundo,
bigbán que eclosiona
sobre el papel en blanco,
que espera ser emborronado,
mancillado, adorado,
acudido en pleitesía y rasgado,
todo al mismo son y tiempo,
todo barro, lodo y sentimiento,
todo extraído con pastelera
manga perfilando líneas
que cual bustrófedon bueyeril
pergeñan un sentimiento,
que postula y pretende universo.
Sí, no es gustar, es gustarse;
no es ser, es serse.
El otro un enigma, mayor
que el mío propio,
que ya adolece de inmensidad
infinita.