Noctívaga corriente
de alientos perfumados
de alcoholes y ardores,
en tascas y serrallos.
Suspiro de la luna,
febril soplo noctámbulo,
licor espiritoso
y ambiente electrizado.
Una tonada triste
de cantos de gitanos
tan ebria de lirismo
como odas de los bardos.
Efluvio sensitivo
de un viento acalorado
que mece con su brisa
el verbo delicado.
Un aura de poemas,
almanaque romántico,
levita por las ondas
tañendo en el espacio.
Dos copas en el aire
que bailan un fandango,
en brindis por las letras
se rompen en pedazos.
La noche invita a versos
de extractos aromáticos,
y el alba nos encuentra,
de rimas, embriagados.