Las olas de la marea de noviembre
cantan cánticos fúnebres de expiación
para las almas ahogadas, en unísono
con el aullido del viento , empuñando
los sables hacia una costera indiferente.
La invasión extiende su cruzada de justicia
para desbancar archivos secretos
adormecidos bajo sábanas de cobardía,
esperando con paciencia su descubrimiento.
Anales de indecoro desde años,
bajo polvo de mentiras, no se dan cuenta
que los susurros de equidad se acercan,
desenmascarando indiscreciones,
cual una lluvia de confeti,
a la luz de la razón.
©®
El cuadro por propio pincel