Envuelta de pena y sola, alma tibia,
un largo adiós es tu noche cerrada.
A veces fría como el viento que pasa,
cansada por costumbre de la vida.
En torno a ti, suena una melodía
de pasos tenues en calles solitarias.
Empieza el día volviendo la mirada
a un tiempo de renuncias y mentiras.
Sintiendo ahora esta cama tan vacía,
te atrapan graves cosas del pasado
y quedan a tus sábanas pegadas.
Afuera huele a otoño. Ama, vive y olvida
aquel dolor de un tiempo ensimismado,
sus horas que brillan en la distancia.