Llegaste a mí en un blanco sueño de primavera
como aroma que sonríe en las alas del viento,
venías toda alegre y jubilosa
con tu verde mirada que abrasaba el fuego.
Tus labios me sonrieron como rojas fragancias
que quisieran endulzar las penas de mi pecho
y un halo de aromas carmesíes envolvió
el éter de nuestro primer encuentro.
Las rosas gemían arreboladas fragancias,
los pájaros cantaban sonorosos silencios,
y el aire lloraba entre las ramas de los árboles
y tu mirada reía a las olas del océano.
Pero te evaporaste como alada paloma
que huye despavorida en las alas del céfiro:
me dejaste con mi dolor y mi pena a solas,
mi corazón roto..., y malherido mi pecho.
Aromas de nostalgia