Desvísteme, de esta utopía,
ahora está expuesta,
al angosto frío
del vasto invierno que la desvela,
desvela al miedo en mi interior,
el miedo a seguir cuando esto acabe
y sea el olvido el que de sentido
a todo lo que de él carece
A veces tropiezo en el recuerdo
de las piedras que escondimos,
y entonces soy feliz
lanzando chinas a la robusta maleza
Descríbeme, sin compasión,
que nadie sepa,
que en tu suspiro
me viste el oxígeno que lo rodea,
que en tus latidos aún descansa mi voz
contándote secretos que nadie sabe,
y te hace sonreír cuando al oído
te repite lo hermosa que eres
A veces pinto en el recuerdo
un girasol que está dormido,
y adorna tu jardín
alejando de su memoria impurezas
Despídeme, que esta vez yo,
soy quien se aleja,
que no hay castigo,
no habrá distancia que lo merezca,
pero a mis noches le alumbra la emoción,
vibrando está la pena de extrañarte
y como loca me deja compungido
esperando a que regreses
A veces hablo con el recuerdo
que escondiste en el armario
y me dice que sí
a bailar un tango hasta las seis
Despídete, en la estación,
no habrá respuesta,
entre el gentío
y el equipaje, hasta el alma pesa,
espera que deje todo en el vagón,
arranque el tren hacia ninguna parte
y pida asilo en parajes prohibidos,
verás como apareces
A veces bailo con el recuerdo
de tus labios por mi cuerpo
y no paro de reír,
me aplaude en el silencio la tristeza