Tu me inspiras a pecar, rompes los esquemas de mi vida, sobrepasas los muros que coloco para contenerme, quebrantas mi voluntad con tu mirada, me pones de rodillas suplicando piedad para mi amor, perdón por desearte en contra de mi misma. No me tocas y tiemblo, te acercas y quiero morir. Intensa tu presencia aún cuando no estás, ardiente el deseo que calienta mi sangre. Sueño con los ojos abiertos, revivo encuentros a escondidas, deliro con escapadas de esta realidad, entre cigarro y cigarro inhalo el aire que me dejas para sobrevivir. Recojo los fragmentos de sonrisas al descuido, de charlas que nunca fueron importantes, de roces inconcientes, te aprendí de memoria y muero. Se nos acaba el tiempo y no te enteras de nada.