En este estado tibio, vulnerable, inanimado
necesito tus brazos fecundos como auxilio,
como bálsamo irrestricto que corrige
como lluvia pertinaz que alivia.
En esta transición acentuada que no cesa
tus ojos, como ecos que conmueven
son agujas invisibles que penetran
y rehacen lo disperso, inevitable.
En esta inquietud aguda, imperceptible
hay un clamor ferviente al universo
por el escenario que genera tus palabras
esa inflexible fuente de eufonía.
Te necesito intensa, excelsa, presta
que no repares en los muros, que horades la roca
que te internes en mi, como ser total
que te unifiques con lo vital de mi existencia.