Me voy camino a la montaña, despacito con el rostro
risueño y alto con la esperanza de llegar a las tibias aguas ,
de aquel hermoso dique donde sus aguas cristalinas,
fluyen de arriba hacia abajo entre pedradas blancas.
Hermosas pedradas blancas de los arrebujes que están de lado a lado,
donde el colibrí pica flor revoletea las inmensas flores amarillas,
absorbiendo el jugo delicioso de las flores que allí posan,
entre audaces revoloteos acrobáticos y el frenesí .
Sigo directo a la montaña, donde la naturaleza abraza a mi alma,
donde la naturaleza me refresca con su brisa suave ,
donde las sombras de aquellos hermosos árboles cubren mi alma completa,
donde la naturaleza me entrega la porción de aquella tranquilidad.
La porción de aquella felicidad indescriptible e inmensa,
¡he allí mujer del recuerdo!
¡he allí mujer del presente ¡
¡he allí mujer del pasado y de mis sueños donde te pienso con amor!
Sigo el caminito largo, muy largo de tierra negra,
en donde los arrebujes están de lado a lado,
en donde las flores amarillas se mecen de lado a lado,
en donde los cantos de hermosos pajaritos gritan en todos los árboles.
Se escucha a lo lejos el tic tac de las potentes hachas,
de los leñadores fluyentes de la montaña,
donde la tranquilidad espesa arropa a mi alma,
regreso a mi casa entre sonrisas alegres.
En donde la tristeza amarga se va de lado a lado,
y la sonrisa cubre mi rostro simultáneamente,
para solo darme la felicidad llena de la serranía y mastranto,
¡me voy ¡ ¡me voy! ¡me voy!
RIVAS JOSE
30-10-2020
Barinas –Venezuela.