Aquella tarde… me dolía la sonrisa,
me pesaban las palabras como piedras
El amor perfilaba mi figura con finas espinas,
ahogándome en cada risa huérfana.
Aquella tarde… me envolvía un tupido velo,
dejándome sola entre suspiros y sombras
Un vacío atravesaba el frío recelo,
suspendida en el aroma de tu aliento.
Sucumbí a tus risas y ansias,
velando lejos de ti mi desaliento
En alguna brisa me despoje del alma,
asfalto donde se esparció mi tormento.
Todo estaba escrito en el umbral del destino,
sonreía insulsa sometiendo el llanto
instándole dejarlo salir con una fiel réplica…
¡Quédate en mí, junto a mí, conmigo!
Aquella tarde… me convertí en tu pasado,
mientras tu presente me arrojaba al olvido
El amor hablaba por ti cuando me mirabas,
tus ojos cantaban melodía de despido.
Aquella tarde… me dolía la sonrisa,
la ávida soledad, me vestía de madrugada
Tú me besaste tiernamente la frente,
Yo bajaba la cabeza, caminando hacia la nada.
Ana Barrroso Molina