He caminado de un punto cardinal
al otro de esta ciudad conglomerada
toda luz, toda jolgorio, bulla del interior de las almas,
olor a ceras cremadas,
holocausto de oraciones y traguitos de ron barato.
Soy uno más entre los muertos que no me reconocen,
saludo a mis antecesores fallecidos, pero me ignoran.
Miro con lascivia el trasero de la que fue mi amante,
ni se percata de mi traslúcida presencia.
Esto de morir para que te celebren un primero de noviembre
ha sido el peor despropósito de toda mi existencia.