Ya tú sabes que no seremos nada
cuando nos aproximemos a la tumba,
sólo cenizas quedarán de nuestro cuerpo,
cenizas, que antes fueran fuego
de nuestra pobre humanidad doliente.
Así resplandezca el sol sobre el poniente,
no nos escaparemos de la muerte,
ella llegará con la guadaña y nos atrapará.
Llorosos los ojos estarán
humedecidos, por lágrimas que abundan,
igual que el cariño que todos nos profesan
y tambien, el que algunos aún no nos confiesan.
Aunque todo lo cubra un manto de tristeza,
tambien en los corazones habrá tibieza,
no os desespereis...la mudanza aún no comienza,
esto es un sólo recorderis...de que hoy estamos
mañana no sabemos.
Aprovechemos los días que tenemos
para vivir en paz y en armonía.
Digamos...Yo te quiero vida mía,
me encanta tu sonrisa.
Que linda cabellera tienes,
tus ojos son luceros que fulguran,
e iluminan con su luz el alma mía.
Tu boca tiene el color de la cereza
y tus mejillas son pétalos de rosa.
Tambien...Qué varonil eres mi hombre,
tienes una voz que me seduce...
Un porte elegante que me encanta,
tienes un caminar que fascina.
Tu barba me llena de embeleso,
es que me provoca darte un beso
y esos ojazos vida mía
¡Ah!...Esos ojos me cautivan
y me hacen flotar a la deriva,
sonámbula y perdida.
No dejes para decirlo en el mañana,
porque quizas mañana no exista el día.
Gritemos lo mucho que amamos,
salgamos del letargo en el que estamos,
demosle a las penas sepultura
y comencemos a vivir la vida.
Felina