Expansiva se abría, y yo miraba encantado, más claro: hechizado, se le caía la ropa y se le veía la carne rosa lista para el beso. Crecía, crecía siempre su cuerpo, y yo me quedaba cada vez más pequeño, pero encontraríamos la forma de amarnos. Como una hormiga le haría cosquiyas yo, y eya como una diosa me daría la vida