Cuando tú sales al ruedo,
veo al enemigo embestir.
Suelo mi capote blandir;
deseo encubrir mi miedo,
pero sin repensar te agredo.
A gritos de Olé me inspiro;
y entre suspiro y suspiro;
espero la segura embestida.
No veo tu bravura vencida.
Te miro y mi dolor transpiro.
¡Pavoroso, es un torero terco;
más sí al toro, lo frena un cerco!