Karen Rod

Éter

Hoy salí a caminar
Y a pocos pasos del andén

Me tropecé la mañana
Entró en mí su fulgor
Como una ola invisible
Atravesando mis pulmones

Y aspiré como nunca
El preciado elemento
Éter de los mortales
Júpiter de los dioses

Una sobredosis natural de Juno
Nitrógeno oxígeno argón neón
Sol tenue y pasto veraniego

Todo en simultáneo
El nuevo oro de los días de miedo

Y cayó un poco de lluvia sobre mi pelo
Regando mi cerebro sobrecargado de bits
Devolviéndome la humanidad
En ese efímero milagro
Recordándome el agua que soy
El agua que llevo entre mis venas

Con los labios amordazados con trozos de tela
Y la voz apagada por la barrera artificial

Me atraganté como pude de la fragancia callejera
De las hojas verdes cómplices
Del olor a tierra mojada
Del silencio mortal y del canto de las aves libres
Qué destino tan divino el de los pájaros

Confieso que quería quedarme más
Recostarme en una simple baranda
Aspirar a bocanadas lentas
Reteniendo las minúsculas partículas gratis

Ese mar dentro de mi pecho
Ese que arrastra toda rutina, toda incertidumbre, todo peso
Dejando mi alma a la orilla
Plácida y reluciente
Bañada de vida

Por un breve momento pensé
Esperar a encontrarme con el sol de frente
Sin pedir permiso
Como en el viejo mundo
El de mis abuelos y ancestros

Y es que aquí todo es quimera
Está prohibido respirar, abrazar y tocar
Como antes

Hay turnos para correr, andar y jugar
Como nunca

Pero qué grandioso que aún puedo comprar
Lo más esencial claro está
Y de a poco lo menos
De todos modos viéndolo bien no es necesario