¡Nada queda de las carnes
sepultadas en la fosa!
Ni el calor, ni las pasiones,
ni el olor de sus emociones,
ni las formas, ni el color,
ni el dolor,
ni sus pecados.
¡Nada queda!
¡Nada queda
de las carnes sepultadas!
Tan solo hay frío atrapado
y olvidado tras la lápida.
¡Nada queda!
Ni el pensamiento,
ni los temores,
ni los sueños,
ni los amores.
Tan solo la realidad
de que la carne es nada
y que el orgullo se escapa
cuando se pudren las miserias.
¡Cruel verdad!
¡Única verdad!
¡Nada queda, nada queda...
de las carnes sepultadas!
xE.C.