Deseando abrazarte y hacerme uno contigo,
beberme tu revitalizante aliento en un suspiro
para recobrar la fe que se pierde en lo ordinario.
Queriendo rozar tus manos para tener tu fuerza,
armarme de ti para caminar confiada sin temor;
que seas las nubes de mi cielo que en ti se refuerza.
El ánimo me abandona, pero tu recuerdo me sostiene;
camino entre el lodo que repelo, aunque me causa hastío;
las cicatrices amenazan reabrirse, pero el amor deviene.
Es lo sobrenatural de vivir bajo el influjo de tu luz,
que por adversos y dolorosos que sean los días,
se tornan multicolores bajo tu dulce recuerdo.