Cuando aprendes a abrazarte a ti, comprendes que nadie es indispensable para vivir...
Nadie dijo que la compañía de alguien es indispensable, basta con conocernos y valorar nuestra propia sombra para sentirnos felices en el camino.
Y que decir de lo que los demás piensan... Pues hay momentos en los que hay amores, amistades, soledades... Ya vendrá todo en su momento justo.
No me definen la ropa, el andar o quien va conmigo... Sino quien ha estado, está y estará a lo largo del camino. Son momentos, son instantes, son vida.
Porque lejos de definirme, me construyen... Me dan perspicacia, me dan paz, me dan la seguridad de que no soy perfecta pero que sí soy capaz.
He ahí la diferencia entre lo que ven y lo que soy... Porque nadie me define, solo me acompañan y me construyen.
Pasa que paradójicamente en mis procesos no siempre están las mismas luces, los mismos matices. Que si bien no son necesarios dan esos toques que hacen peculiares cada uno de esos instantes.
Y eso es algo que no cualquiera sabe valorar...
El arte de vivir, la magia de disfrutar... Pues hasta la más amarga de las lágrimas da sentido a mi existencia, el más pequeño suspiro o la más efímera situación. Todo construye, todo aporta...
Porque al final del día eso cuenta, ¡viví!
Y nada ni nadie puede quitarme lo que Dios y la vida me han dado por derecho.
El ser yo...
-Joss-