Alberto Escobar

Amigos

 

¡No moveros que es la última del carrete!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mi mejor amigo soy yo, te lo aseguro;
tantos he conocido y nunca arriendo
a ninguno la ganancia, siempre atiendo
los agasajos del uno y los vahos de bromuro
que del otro para abajar las calenturas tomo
cuando de cháchara y refriega estamos.
He conocido huríes, gachíes de como y lomo
que ahíto a más de uno dejaría el sexo,
mas sigo pensando amigo, no lo dudo,
que como uno solo se la hace, felpudo,
tijera y gasas no bastan a la luz del flexo
de la medicina; que quien bien pudo
bien lo merece; pero que no empiece
con esa monserga del amigo,
que el mejor amigo de uno
es uno mismo.
Salir solo, acompañado, si eres uno
a lo largo de la calle eres sospechoso
de vesania, porque quien solo va
algo oculta, algo que aterra al vulgo,
alguna locura recuesta sobre su alma,
su entraña podrida y malsana.
¿Por qué?
Si el salir del rebaño abre el horizonte
a la magia de la vida, del existir,
de la casualidad y el azar, que azahar
de fragancias se vuelve tras la esquina.
¡Qué manía, con no abjurar de la norma!
Rompamos los moldes, saquemos quien
duerme entre los entresijos de carne
que puebla nuestros adentros.
¡Atrevámonos a ser, a decir y sentir,
sin esperar la aprobación del canon,
el agua bendita de lo convenido,
el incienso de lo que se sanciona
como normal!

Aquí me paro y tomo aire para
otra ocasión y desparpajo.