Soy hombres, mujeres y niños.
No lo sé, veo en mí solo rarezas.
Me aferro a la flor color cereza;
y no tengo tiempo para guiños;
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menos aún, para proveer cariños.
Vivo en las sombras es la suerte.
Una sombra me grita: “Se Fuerte”.
Las aves nunca me abandonan.
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Con una rosa roja mi boca coronan.
Imagino, ya alistaron mi muerte.
Nota:
Todos los que nacemos estamos destinados a morir.
¿Cuándo?
Todo depende del cuánta vida estás dispuesto a soportar.
Y al final, si eres creyente, cuánta vida Dios me destinó.