Bajo las arenas ardiendo
un escarabajo se esconde.
Perdida mirada.
Instantes fugaces.
Brazos que me alcanzan, sostienen.
Estremecida tiemblo, temor.
Cárdena piel voluptuosa seducida
por un efluvio pletórico
de azúcar y miel.
Dejo que las manos investiguen
el cuerpo inerte, recorren sin prisa...
Piel reseca que se va humedeciendo
por el sudor que fluye del torso pasional.
Palpitar ruboroso estalla en la inmensidad.
Avidez, jadeo, venas ardientes, dunas movedizas
vibrante momento enmelado
aromas de placer en la arena ardiente.
Exhausta quedo.
Marta Victoria Castro
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