Un horizonte vacío
quedó entre tú sol y el mío
las aves enmudecieron
temerosas de cantar
un amor se ha perdido
ya no se oyen los gemidos,
se susurraban al oído
las tímidas caracolas
cuando se orilló el mar.
Y queda alguna huella
en la piel de las estrellas
en la mirada de arena
en el gozo de la sal
y se obstina la memoria
observando el horizonte
en cada luna llena
un suspiro se evapora
y salpica al recordar.