Miguel Angel Garrido

EL EXTRANJERO

“Sus grandes alas blancas como remos.”

Charles Baudelaire (“El albatros”)

 

Las calles que despierta la mañana,

con su pulso de cuerpos apagados

en plazas sin horarios todavía.

Resaca de esos días en los que el tráfico

confluye mal y las casas contemplan

los coches de cristales solitarios.

 

Son tantas cosas por alcanzar

en este mundo que vivo. Los ojos

de un deseo triste me tocan y callan,

son como heridas por mil sueños rotos,

suburbios de otra gente, otras ciudades.

 

Un dulce y oscuro puerto sin retorno

es la vida. En su lucha se obstinan

cuarteles de invierno, gentes llevando

escudos contra la pena. Y teléfonos

callados, hielo en las tejas dormidas

de grandes alas blancas como remos.

 

Viajar sin miedo a una libertad

que cruza noches y fronteras,

las costas del remoto pasado

perdiéndose en la nada. Los recuerdos

sin patria de horizontes ya perdidos

en la mirada gris del extranjero.