Aún quedan brumas del color del recuerdo
Los ojos de la noche entrando a una muchacha
Llena de sortilegios, y príncipes andantes.
Nadie sabe su nombre
Nadie sabe su suerte
Solamente un gemido
Se escucha entre las olas
Y residuos de lágrimas
Dispersos por el aire
Esa muchacha pacífica y amarga
Lleva un amuleto
Del color de los ángeles
La corona de sueños
Entre siete candados
Huidizos y torpes
Nadie sabe quién es
Pero si alguien
Se empeña en encontrarla
Su nombre es soledad
Y se oculta en mi alma