Ha zarpado
calle adentro;
más allá del jardín,
más allá de la esquina.
He buscado
en la casa sus cosas
tropezando con
un zapato olvidado,
con libros huérfanos
y un peine con sus cabellos;
con una nota borrosa
en un pálido papel;
con un dulce sin terminar…
No sé cómo,
no sé en qué maleta
ha empacado
las mañanas de diciembre,
el olor del tomillo,
la luz y el viento de mayo.
Se ha llevado
los besos sorpresa
y sus sabias manos.
Corro al jardín,
corro a la esquina
y encuentro esparcidas
en la calle polvorienta de agosto,
arrastradas por el viento amarillo,
esas cosas amadas
que el tiempo no borra.
Deambula mi alma
más allá de la noche
rastreando sus huellas,
recogiendo recuerdos,
construyendo su alma
que huye…que huye…