Es la hora del amanecer
del libre pensar
de la ruptura
y la reconstrucción del alma
Es la hora de los despiertos
que en la lucidez del sueño
sueñan un nuevo mundo
Es la hora del viento,
del espíritu
que se escapa en la montaña
y se arropa entre las hojas marchitas
Es la hora del mandato
de sellar el manuscrito
de elevar la voz a las estrellas
que encienden los caminos
La hora de sacudir las mentes
de soplar palabras al oído
palabras de ceniza que empañen los cristales
y vuelen lejos,
lejos de los rascacielos.