Titanio

Desde que no estás

 

A ratos te lloro, te anhelo, te sueño,
Tan solo pensando en que no volverás.
Y son tus recuerdos como amargos besos,
Fríos, de los labios de mi soledad.

A veces te siento,
¿Cómo no sentirte?
Si en mi vida toda eres tú la sal.
Labios caramelo, ambrosía tus besos,
Tu boca divina es para mí el maná.

De tanto quererte no quiero más nada,
Ni aire ni agua, aunque sea mortal
Igual moriría si al rayar el día
Mis ojos los tuyos no pueden mirar.

Tal es mi quebranto que anoche la Luna,
Al verme llorando bajó a mi balcón.
Todas las estrellas parpadean al verme,
Y de padecerme se apagó hasta el sol.

Las guitarras y arpas
Rechinan sus cuerdas,
Lúgubres canciones se oyen entonar,
Las de un alma triste, que aferrada insiste
Que sin tus latidos no va a palpitar.

Severo se cierne,
Sobre mi existencia,
Cual negra sentencia un próximo final,
Y a Dios le he rogado que me torne alado
Ángel que te cuide por la eternidad.