Amalgama de ansiedades
que pleitean con mi angustia,
en la boca sinsabores
y en mi pecho son ahogo.
Son temores que me azoran,
desazones que me turban,
que perturban mi paciencia
y acongojan a mis nervios.
Pesadumbres que me inquietan,
nerviosismos que me afligen,
son aprensión y son vértigo,
son inmortal sufrimiento.
Mezquino desasosiego,
la frontera entre mis miedos
y el eterno desconsuelo
que consume mi razón.
Mi honda preocupación,
el atril de la congoja
donde habitan las escamas
de la desesperación.