Dulces fragancias fluyeron de tus labios cuando
la noche dormía en el regazo de la aurora,
encendidos rayos de amor disparaste por
el camino que se oculta entre las verdes sombras.
Tus pétalos derramaron cristalinas lágrimas
entre el rumor que acariciaba las quietas hojas;
los suspiros del céfiro mecían la alameda
que el alba cubría con dorados aromas
y el canto amarillo de la oropéndola
huía de mis miradas entre la espesa fronda.
El silencio atronador de la noche muda
raudo se escondió en las altas copas
de los álamos para ocultar entre sus brazos
el susurro estrepitoso de las negras sombras.
Voluptuosas fragancias derramaron tus labios
que la alameda llenaron de rubios aromas.
Aromas de nostalgia