Bríndate a mis noches,
como sedienta...
Tú de mí eres palabra,
palabra alada al viento,
enjambre del sentimiento,
errancia del quiero
y no puedo.
Yo de ti soy vínculo,
soy estraza que de maroma
se hace garza sobre tu carne,
soy el que desploma tu sangre,
y la hace verso y simiente.
Tú de mí eres salsa,
papilla primigenia que endurece
la ternura de tus senos,
que embelesa la cereza
de tus pezones enhiestos,
la cera que se derrama
cintura al suelo, de deseo.
Yo de ti soy palo cierto,
mesana que enarbola tus cimientos,
que enverga las cadenas,
y el velamen que espera tempestad
y viento, que enjareta en tus adentros
la pasión y el acierto, te siento
desde que nazco hasta que en almohada
muero.
Tú de mí, ¡qué más eres!
Yo de ti... sediento.
Te espero al filo de lo imposible,
caído de una cama que tiembla
las madrugadas, que ciega las noches
y no da luminosidad al lucero
que recrea la estrellada estela.
¿Cómo estás, cómo te encuentras?
Contéstame, y rezuma al aire
la respuesta, la emoción que piensa.