FLORENCIA.
NIETA DE LA LUNA.
Hoy fuí a mi montaña de inocencia,
a desenterrar un oculto viejo tesoro
guardado en un añoso cofre de oro
que daré hoy a mi descendencia.
Al quitar al viejo baúl los seguros,
escaparon suaves aromas de pino
de amigables aves dulces trinos,
guardados con mis sueños puros.
Cuando introduje mi mano en el arcón,
me convertí como antes en un niño,
y escuché mis oraciones de cariño
tejiendo a mi vida tiempos de amor.
La tierna caja me guardaba una visión,
poniéndome frente al rostro de la luna,
sin yo atinar decir palabra alguna,
preguntó: Es ella la hija de tu petición?
Poeta al atardecer.
Octubre de 2020.