Se volteo sobre la mesa un pequeño reloj de arena
Con el rico color caoba asemejaba el mar rojo
En el silencio se escucho un hilo de arrastradas cadenas
Sentimientos reprimidos, pobres diablos abandonados y sin ningún acojo.
Apareció una dulce voz, pidiendo sanar su espalda sangrada
Sujetando su mano su látigo de viejo cuero caido
Le ofreci descanso, mas dijo no tener permitido parada
Sonrio triste al notar gran desconcierto en mi fruncido.
Deletreaba cortante \"amor\", los golpes que este se habia infligido
Sin poder evitarlo, se escapo involuntario un compasionado sollozo
Coci sus heridas y dejo un aullante chillido dolido
Al irse parecia querer marchar, hasta cumplir su completo destrozo.
Siguió otra voz en cadenas, con látigo mas largo
Llego con gruesas lágrimas que deletreaban la palabra \"vida\"
Su cuerpo sangrando y su espalda con gran sobrecargo
Una sonrisa de piedad, sobresaliente de sus roidas heridas.
Ofrecí la misma salvación, mas solo pudo mirarme conmovida
Tomo su exagerado equipaje y siguió cojeando, su camino
Aunque al pedirle quedarse, respondió \'no\' suave, mas decidida
La esperaran siempre mis brazos, con mil sentimientos hermandinos.
Arrastro el ultimo látigo, quien se anuncio como la \'muerte\'
Escogi el suelo, olvidando seguir el viento y su tempo
Cayo el ultimo grano de arena, en ella debi verterme
Siguiendo la cruzada con heridas y tres látigos del tiempo.