En mis pies la noche llana,
en su pelo un áspero sosiego,
mi mente el agudo sueño clama,
aristas de sus labios el misterio
Baila la noche en nuestra almohada,
en mi cuello yace su suspiro tibio,
aire húmedo rocía y en calidez sana
álgido abismo huérfano de alivio
Mentor abstracto de una realidad plana,
de esdrújula es la túnica del delirio,
cubriendo la ofrenda que atrapa
al sueño inerte en un mundo nimio
Respira mi mano por su piel clara
redactando cuento empírico,
compuesto de una noche blanca,
expuesto en un plano onírico
Cabe imaginar, desnuda la luna fatua,
dádiva de vida, en sus cráteres esconde,
de deidad herida una gran estatua
protegida en luz, destellos deformes
Emiten éstos, rayos inclementes
de bioluminiscencia que ciega
a erráticos demonios indecentes
que vagan en sombría tierra
Arisco el tiempo, con celos espanta
a segundos perennes de gratitud,
evocados en el fortuito mantra
invocado por la pasión con ímpetu
Y yo que le rezaba a una fe dormida,
descubrí oculta en un altar, la doctrina
del despertar en sus ojos, llenos de vida,
rendida al verdor de la esperanza divina